Jacqueline Laurent.
En Maravia, su voz nació,
socióloga de un sueño en flor.
Primera dama, sin oropel,
lleva justicia, es luz y raíz.
Su paso, eterno; su nombre, canción,
faro de un pueblo en transformación.
En esta historia, no existe el príncipe valiente,
Que salve a la princesa del dragón ardiente.
No hay damiselas en apuros, ni caballeros andantes,
Solo una guerrera fuerte, con sueños brillantes.