En las ilusiones donde los sueños florecen y se marchitan, Penélope había llevado en su corazón un amor silencioso y profundo desde su infancia. A medida que los años pasaban, su devoción se convirtió en una parte intrínseca de su ser, iluminando sus días con la esperanza de que algún día sería correspondida. Sin embargo, la realidad se tornó sombría cuando sus sentimientos fueron convertidos en objeto de burla. Un momento significativo, solo para enfrentarse a la cruel realidad: la persona que había idealizado se reía de ella, ignorando el profundo amor que había guardado celosamente. En ese instante, todo se desvaneció; la ilusión se rompió, y la vulnerabilidad se convirtió en dolor. A partir de esa experiencia desgarradora, comenzó un recorrido interior donde los sentimientos transformados dejaron huellas. La inocente admiración se tornó en desilusión, y la alegría de los recuerdos se vio empañada por la traición. Poco a poco, el amor que había albergado se convirtió en una sombra, un recordatorio constante de lo que podría haber sido, pero que nunca se materializó. A medida que el tiempo avanzaba, comenzó a comprender que incluso en el dolor hay espacio para la metamorfosis. La tristeza, aunque desgarradora, dio paso a una nueva perspectiva. El amor propio emergió de entre las ruinas del desamor, y la joven aprendió a valorarse más allá de la aprobación ajena. En su viaje de sanación, cada lágrima se transformó en un peldaño hacia la fortaleza interna. *Colin y Pen en la época de la Regencia.All Rights Reserved
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