El heroe de la canción y la seda
En un mundo que adora lo perfecto y brillante, un niño nació con un don que lo apartó desde el primer día. Su cuerpo se deformó, su mirada se llenó de miedo, y la seda que brotaba de sus dedos fue motivo de burla y crueldad. Desde pequeño conoció el filo de las palabras hirientes, los golpes en los pasillos, la soledad de un hogar vacío de comprensión. En lugar de escuchar aplausos, solo oyó risas y desprecio; en lugar de abrazos, solo sintió el eco de su propio llanto atrapado en la penumbra.
Y sin embargo, entre aquel dolor, nació algo extraño. Los hilos que lo encadenaban se convirtieron en un refugio; cada hebra parecía cantar, como si la seda tejiera una melodía que solo él podía escuchar. Una canción triste, rota, pero llena de un anhelo imposible de apagar. Era música hecha de sufrimiento, pero también de esperanza; un recordatorio de que, aunque el mundo lo rechazara, su corazón seguía latiendo con un sueño inquebrantable.
No importa cuánto lo llamen monstruo, ni cuántas veces lo arrojen al suelo: él quiere levantarse. Aunque su cuerpo tiemble y su voz se quiebre, su deseo permanece firme. No busca venganza, ni gloria, solo un lugar en el que pueda demostrar que incluso alguien nacido en las sombras puede luchar por la luz. Su seda y su canción, nacidas del dolor, serán el eco de su resistencia... y tal vez, la prueba de que el verdadero heroísmo florece en medio de la oscuridad.
