En un atardecer perpetuo y atrapado en un bucle sin fin, Jeongin despierta una vez más en una habitación ajena al tiempo, rodeado de maleza infinita, pinturas efímeras y recuerdos distorsionados. Incapaz de sentir hambre, sed o siquiera dolor verdadero, sobrevive como una estatua viviente entre rutinas que se reinician cada día. Solo sus sueños le ofrecen un respiro, especialmente la visión persistente de una chica que una vez creyó su salvadora. Años han pasado sin sentido ni compañía, hasta que, en un momento de desesperación absoluta, una puerta -que nunca antes había cambiado- se cierra, rompiendo la única constante de su prisión... y abriendo, quizás, una salida.
¿Y si el amor verdadero viviera en otro mundo?
Sanha vive en el mundo moderno, una vida tranquila de universidad... hasta que compra un antiguo espejo en una tienda de antigüedades. Lo que no sabe es que este espejo conecta su mundo con uno mágico, donde Moonbin, un joven hechicero, busca desesperado a su amor verdadero.
Moonbin creó el espejo con la esperanza de ver a su alma gemela, sin imaginar que ese alguien está atrapado en otro universo. Mientras ambos se descubren a través de los reflejos, sus destinos se entrelazan, pero el amor que sienten parece imposible de alcanzar. ¿Podrán superar la barrera que los separa y estar juntos, o el destino los ha condenado a amarse a través de un cristal?