
Con el viento como testigo y la música como corazón, la Academia era un escenario donde la conexión humana encontraba su forma más pura. Aquí, cada día traía consigo la posibilidad de algo más profundo, algo que no siempre era evidente, pero que se sentía en el aire. En la Academia Kimetsu, el aire estaba lleno de vida y movimiento, con estudiantes que trazaban sus días en un vaivén de risas, carreras y aprendizajes. Pero, en un rincón apartado, donde las voces del mundo parecían volverse susurros, la música se alzaba con la pureza de un sueño. Las notas de un violín, suaves pero llenas de misterio, recorrían el aula de música como si fueran ecos de otro tiempo, de otras vidas. Era Nova quien tocaba, su mirada fija en el horizonte invisible que siempre parecía llamarlo. Las melodías que creaba tenían algo distinto, algo que resonaba con un anhelo profundo, un sueño jamás contado pero con recuerdos vívidos que parecían una realidad lúcida.All Rights Reserved
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