Susurros de ceniza y Viento
Después de una conversación con Zhongli, Venti toma una decisión impulsiva: ir a ver a Diluc. Guiado por el viento y por algo que le pesa en el pecho, llega al Angel's Share con el corazón latiendo demasiado fuerte. Allí lo encuentra, como siempre, tras la barra, serio pero atento, con esa calma que a Venti siempre le ha parecido un misterio.
Sin decir una palabra, Diluc le sirve una copa... pero no de vino. Es jugo de manzanilla, cálido, dorado, con el aroma de la fruta favorita del bardo. El gesto -tan simple y tan íntimo- lo toma por sorpresa. Nadie le había ofrecido algo así en silencio, sin pedir nada a cambio.
Diluc le dice poco, pero lo suficiente: ha notado su presencia constante, su voz más apagada cuando bebe. Venti, por su parte, no sabe si agradecer, llorar o confesarlo todo de una vez. Pero sí sabe una cosa: no puede seguir guardando lo que siente. Ya no.
Esta vez, no se esconderá detrás del alcohol ni de las canciones.
Esta vez... va a decirle la verdad.
