Powder, marcada por el abandono y la desesperación, encuentra un refugio inesperado en Viktor. Mientras que en la serie original ella era consumida por el caos, aquí Viktor la rescata, viéndola no solo como una niña perdida, sino como una oportunidad de redención para ambos. Él, un científico aislado y marcado por su propio sufrimiento, se convierte en su figura paterna. Con paciencia, Viktor la cuida, le enseña y la ayuda a controlar sus emociones, mientras Powder empieza a confiar en él.
Juntos, en medio de la oscuridad de Zaun, construyen un lazo basado en comprensión mutua. Viktor no la juzga, la ve como alguien valiosa, dándole una razón para seguir adelante. Aunque el dolor de su pasado aún persiste, Powder comienza a sanar, con Viktor como su guía y protector, mientras descubre un nuevo propósito en la ciencia y en la vida misma.
Zaun, aunque aún brutal y peligrosa, se convierte en el escenario de una relación que les da una nueva oportunidad para sanar, lejos del caos que casi consume a Powder.
En todos esos seis años en los que Vi estuvo en la carcel de Piltover, muchas cosas pasaron desde la muerte de Vander, Mylo y Claggor.
Powder quedo debastada, aunque Silco la adoptó como una hija, con la mentira de que su hermana, Vi, había muerto, sus problemas de bipolaridad empezaron a afectarla, creandole una doble personalidad. Jinx, quién nació de toda la locura por los acontecimientos traumaticos de la infancia de Powder.
Silco aprovecha eso y la utiliza para hacer sus trabajos
sucios, pero hay cosas que no sabe. Un día normal de trabajo, Powder se encuentra con Ekko, su amigo de la infancia, donde comienza nuevas experiencias y reviven sentimientos.
¿Qué podría pasar?