la suerte de Romeo hasta Quique la envidia

Alan acaba de conseguir el papel de Romeo en la obra de teatro, y su ego está por las nubes. Aunque no entiende bien cómo la maestra Bambalina cambió la obra, lo único que le importa es que ahora está un paso más cerca de Sofi..

La maestra decidió que Quique fuera el interés romántico de Nancy en la obra, lo cual, para Alan, es una especie de tortura, aunque no lo va a admitir tan fácilmente. No es que le moleste tanto verlos actuar juntos, sino que prefiere que Nancy esté más centrada en él y no en esos "detalles secundarios".

Sin embargo, Alan se resigna. ¿Por qué? Porque si bien la idea de ver a Quique y Nancy en su propio drama amoroso le causa un pequeño dolor de cabeza, también lo ve como algo que podría jugar a su favor. Mientras ellos estén ocupados con sus papeles, él podrá concentrarse en conquistar a Sofía sin problemas.

Además, si Nancy está distraída con Quique, eso significa que no tiene por qué estar metiéndose en sus asuntos. Al final, la obra podría ser más una solución a sus problemas de lo que pensaba.

Con su mente centrada en Sofi, Alan sonríe al saber que su plan sigue en pie, y aunque los papeles de Quique y Nancy le causan un pequeño roce, está seguro de que nada lo va a desviar de su objetivo.