Frustrado porque ningún hombre lo satisface, Félix toma una decisión drástica: invocar a un íncubo.
-Me invocaste, así que ahora te guste o no... serás mío.
-Algún dia me amarás como yo a ti...- susurro el más alto de lindo mirar.
-Y así será- pensó el más bajo de pecas al lograr escuchar ese pequeño susurro.