Para Taehyung, el mundo siempre ha estado a medias. Desde que perdió la vista en un ojo, la gente lo ha tratado como si fuera frágil, alguien que necesita ayuda incluso cuando no la pide. En la universidad, la historia no es diferente: nadie quiere ser su compañero de cuarto, como si su presencia fuera una carga.
Pero entonces aparece Jungkook.
Nuevo en la universidad y sin muchas opciones, termina compartiendo habitación con Taehyung. Al principio, es solo un acuerdo incómodo, dos extraños coexistiendo en el mismo espacio. Pero Jungkook es diferente. No lo trata con lástima ni lo evita. Se queda. Pregunta. Escucha.
Y aunque Taehyung ha aprendido a mantenerse a distancia, poco a poco comienza a preguntarse si, esta vez, vale la pena dejar entrar a alguien.
Porque a veces, incluso con un ojo, se puede ver a alguien más claro que nunca.