
Él soñaba con una chica que no conocía. Una figura borrosa al principio, pero cada vez más nítida con los años: sus ojos eran como refugios y su risa, un eco que parecía seguirlo incluso al despertar. No sabía su nombre, ni de dónde venía, pero su presencia lo acompañaba como una promesa silenciosa en medio del caos cotidiano. La conoció una tarde cualquiera, sin señales ni dramatismos, como si el universo hubiera esperado el momento exacto para hacer coincidir sus caminos. Y entonces lo entendió todo: ella no era una desconocida, era la misma que había visitado sus sueños, la que lo había guiado a ser su mejor versión. Esta es una historia sobre almas que se reconocen, sobre sueños que predicen realidades, y sobre cómo, a veces, el amor no llega... simplemente se recuerda.All Rights Reserved
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