El equipo murciélago y el equipo de kriptonianos a la vista de todos parecían estar en una sonora amistad, lograban ver a cada uno de los miembros convivir sanamente con el equipo contrario, en la liga de la justicia Batman y Superman parecían ir de codo a codo. Lo que muy pocos sabían era solo una mentira más, ninguno se agradaba, ninguno se sentía en confianza suficiente, era cierto que Superman le dio un arma contra el al murciélago, pero eso no compró su confianza, era una misión en cubierta, cada uno tenía una línea, no debían cruzar, límites, menos dos de ellos.
El tercer protegido del murciélago, se sentía vacío y solo en esa mansión, no era un hogar, no era una casa, era una fortaleza y el era un arma, un arma que era utilizada por Batman, nadie le agradecía, nadie le decía buen trabajo, que incluso sintió rabia al saber que el menor de ellos era más elogiado que el, el no dormía solo para crear planes, estrategias, investigar casos, analizar pruebas, no era nada en esa cuatro paredes, en ese lugar era solo una herramienta.
El clon del hombre más fuerte del mundo, combinado con el ADN del enemigo más grande del hombre de acero, una programación desconocida para el y para el mundo, pero no para su creador, trato de encajar, aprender, acoplarse, tratar de ser útil, pero nada parecía cambiar de opinión a su padre, se sentía ignorando, demasiado ignorando, no era nada, absolutamente nada.
Que pasaría si ellos rompen esa línea, ¿a dónde irían?, ¿dejarían que sus "familias" se maten entre ellos?, ¿dejarían que su corazón decida su camino?
•DC
•OC
•Chico/chico
•Los personajes no me pertenecen
•Esta historia fue inspirada en el único capitulo de @Daitis_Drk "Besos Con Sabor A Vino Y Café"
Desde su primer año en Slytherin, Theodore y Camille compartieron más que una casa: la misma astucia, el mismo carácter frío y una ambición que los mantenía entre los mejores estudiantes de Hogwarts. Se entendían sin palabras, se protegían con lealtad y, aun así, siempre fueron solo amigos.
Hasta que un día, cuando ambos se enteran que todos en su grupo de amigos pensaban que ellos serían la pareja perfecta, comienza a sembrarse una duda que ninguno de los dos pudo sacudirse.
Porque a veces basta una sola insinuación para que todo lo conocido se tambalee. Y entonces surge la pregunta inevitable: ¿de verdad siempre fueron solo amigos?