A sus veinte años, Luna siempre había sido la chispa de cualquier lugar: extrovertida, divertida, el alma de la fiesta. Pero, últimamente, algo dentro de ella empezaba a hacer ruido.
Las salidas, los amigos de siempre, incluso sus antiguos sueños... ya no le decían nada.
En medio del caos de sus pensamientos, tomó una decisión radical: dejar la ciudad para pasar un tiempo en un pequeño pueblo costero llamado Tossa de Mar, al que su padre solía llevarla cuando era niña.
Él solía decir que ese era "el único lugar donde uno puede escucharse de verdad".
En ese rincón tranquilo del mundo, comenzó a reencontrarse consigo misma, pero no esperaba cruzarse con Pol: reservado, observador, con una sensibilidad que la desconcertaba, amante de los libros, del mar y de los silencios largos.
Pol era todo lo contrario a lo que ella siempre había buscado.
Lo que empezó como una relación incómoda y llena de choques, poco a poco se transformó en una conexión profunda... una que la ayudó a encontrarse y la llevó a cuestionar todo lo que creía saber sobre el amor, la vida y sobre sí misma.