Después de la explosión, Isha es encontrada por los Firelights, quienes la curan sin saber quién es realmente. Durante su recuperación, su mente es un laberinto de recuerdos rotos, pero empieza a sentir una conexión con Zaun, aunque no sabe por qué.
Unas semanas después Ekko regresa al refugio con Jinx, quien está en un estado depresivo extremo tras la muerte de Silco y el caos que desató, al verla cree que su mente le está jugando una mala pasada. Todo cambia cuando poco a poco empieza a darse cuenta que quizá no es algo creado por su mente. Isha está ahí, a su lado.
Mientras tanto, Piltover y Zaun, enfrentados por años, ven en Noxus una amenaza demasiado grande para ignorar. Una tregua se firma, pero la alianza es frágil: viejas heridas no sanan tan rápido, y hay quienes preferirían que la guerra interna continuara.
Entre risas en la cocina, madrugadas con biberones y caricias silenciosas bajo una manta, Harry y Draco descubren que el amor no siempre viene con batallas épicas ni grandes declaraciones.
A veces, basta un susurro en la noche, una siesta compartida o una carta de Hogwarts en la mesa del desayuno.
En esta colección de momentos -sin orden, sin prisas- viajamos por recuerdos sueltos, pequeños destellos de lo que fueron, lo que son, y lo que jamás dejarán de ser:
Una familia. Un hogar. Unos adolescentes enamorados. Un amor que hace del instante, una eternidad.
Cada capítulo es una escena única, un abrazo al alma para quienes creen que el amor se encuentra en los detalles más simples.