AMBOS MUNDOS: las cuatro casas gobernantes

Hubo un tiempo en que Nomaleas respiraba en calma, ajena al estruendo de la guerra, al acero desenvainado y al quebranto de la esperanza. Los Entehel, guardianes primigenios de la creación, tejieron con sus manos un mundo sin heridas, donde el alba nacía sin miedo y la memoria del dolor era aún desconocida. Pero la eternidad, como todo lo sagrado, no fue hecha para perdurar.

Con la llegada de los hombres, y con ellos las Cuatro Casas, el equilibrio se tornó frágil. Los nombres comenzaron a pesar más que las promesas, y las coronas se disputaron sobre campos aún húmedos por el rocío de los antiguos. La ambición abrió las puertas que debieron permanecer selladas, y desde las profundidades de Morvoliat emergieron criaturas que no conocen el descanso ni el lenguaje de la compasión.

La historia que aquí se abre no canta las glorias de un imperio ni la ascensión de un héroe invencible. Canta las grietas. Los lazos que se rompen. La lealtad que resiste. El sacrificio que no se anuncia con trompetas, sino con silencios prolongados.

Daamon Brindegart cabalga entre ellos, no como redentor, sino como testigo. Entre bosques enanos y fortalezas que tiemblan, entre puentes sagrados y ciudades que aún no saben que han caído, su andar es el de quien carga más que espadas. Carga ausencias, secretos y la certeza de que incluso los más valientes sangran en silencio.

Ambos mundos no es una tierra de certezas. Es una tierra partida, donde la fe se prueba en el filo, donde el amor se mide en pérdidas, y donde cada victoria parece costar demasiado.
sean todos bienvenidos a: Ambos Mundos