Mi pequeño secreto

Si Samantha Brown era fuego, Aaron Ballenger definitivamente vendría siendo gasolina y eso fue algo que ambos comprobaron hace siete años en una noche alocada que ambos compartieron justo antes de iniciar la universidad. ¿El problema? Quizás Aaron le haya mentido a Samantha sobre su identidad y, como si fuera poco, desapareció a la mañana siguiente como si un portal multidimensional se lo hubiese tragado. Ambos decidieron, casi como si compartieran una misma mente, que eliminarían el recuerdo de esa noche de su sistema y jamás hablarían de ello con nadie.

Lo ideal habría sido que ambos hubiesen seguido sus caminos separados hasta que pasaran a mejor vida, pero bien sabemos que el destino puede ser una perra, y cuando Samantha consigue el trabajo que parecía ser de ensueño jamás se habría imaginado que su jefe, perteneciente a una de las familias más poderosas de la ciudad (si no la que más), sería nada más y nada menos que el imbécil sin responsabilidad afectiva que la había goshteado hace muchos años.

¿Confirmarán que su desliz del pasado había sido un rotundo error y sería mejor dejar que se siga pudriendo en el abismo del olvido... o será verdad que donde hubo fuego cenizas quedan?