Embriagándome en el licor de tu existencia

Ella no me pertenecía, no era mía, no conocía de mí y apenas era consciente de el mundo demoníaco al que provengo, porque eso soy yo, un demonio que había tenido suficiente tiempo en la tierra , y ella una humana que corría con los segundos marcados por su propio y corto reloj.

Mi capricho y mis ansias por tener a esa mujer eran demasiadas como para dejar pasarla, y dispuesto estoy a tenerla sea como sea.

Apartaré hasta mi propia y repugnante especie para protegerla, para hacerla mía y para que su mundo gire en torno a mí, porque me tiene loco, y beber de ella causaría una excitación y regocijo en mí.

Porque me niego a verla en los brazos de otro hombre antes que arraigarla en los profundos cimientos de mi ennegrecida alma.