En un pueblo aislado llamado Santa Vilma, ubicado al borde de un bosque denso, cruzando una única carretera vieja que conecta con la ciudad. La niebla es constante, los árboles parecen susurrar al anochecer y la electricidad falla con frecuencia.
Etelvina, una anciana sabia y misteriosa, vive en una casa apartada, rodeada de hierbas secas, símbolos tallados en madera, y frascos que nadie se atreve a tocar.
Etelvina debe usar su conocimiento antiguo, incluso parte de la magia que juró no volver a usar, para enfrentarse al demonio que se manifiesta a través de los cuerpos poseídos del pueblo. Uno a uno, los nombres de los habitantes aparecen grabados en la corteza de los árboles. Una figura con ojos vacíos y lengua negra ronda el bosque.
En una tranquila ciudad, el famoso detective Julián Rojas se enfrenta a su caso más extraño: un prestigioso escritor de novelas de misterio ha desaparecido justo después de terminar su último libro. Lo curioso es que la trama de la obra describe con precisión su propia desaparición. Mientras Rojas sigue las pistas dentro del manuscrito, descubre que los personajes del libro parecen tener vida propia y que su investigación lo lleva a una línea difusa entre ficción y realidad.