Siempre fuiste y siempre serás mi primer y último amor

El aire olía a óxido, sudor y tierra.
Grité. Nadie respondió y esto me aterró aún más.
Solo el zumbido de las cadenas del ascensor... y el terror metiéndoseme bajo la piel.
Cuando las puertas se abrieron, la luz me cegó.
Había gritos. Miradas. Lo único que escuchaba eran voces de chicos que no conocía y que seguramente hablaban de mí.
Todos hablaban, pero no entendía nada.
Mi cuerpo temblaba. El corazón me golpeaba las costillas como si quisiera huir antes que yo.
Entonces se acercó ÉL.
Tenía un cabello rubio como el sol por las mañanas, dorado, llevaba expresión calmada, y esos ojos marrones que hipnotizaban, que decían: "No te voy a hacer daño."
Pero cuando me ofreció la mano, tuve mucho miedo porque no recordaba nada, ni qué hacía aquí, ni mi nombre y tampoco mi familia.
Pero tenía un cuchillo en el bolsillo de mi chaqueta.
Y nadie iba a tocarme.
Se lo puse en el cuello porque, aunque me transmitiese confianza, yo no sabía quién era. Dije:

- Como des un paso más, te rajo.
Mi voz sonaba temblorosa e indefensa.
Desconocía por qué me temblaba la voz más que la mano.
Tampoco por qué no me lo quitó... cuando pudo.
Solo me miró.
Y dijo:

-Tranquila, novata. Aquí todos llegamos igual que tú.
Me llamo Chrissy.
Y lo que no sabía ese día...
es que él se llamaba Newt.
Y que se iba a convertir en lo más importante que me quedaba en este maldito mundo..