El mundo no cayó por una guerra ni por una explosión nuclear. Cayó por algo más silencioso. Más letal. Un virus.
En cuestión de semanas, las calles se llenaron de gritos, carne desgarrada y ojos sin alma. Monclova, Coahuila, dejó de ser una ciudad para convertirse en un campo de cacería. Los muertos caminan... y aprenden.
Kael Alejandro Reyes es un joven común: estudiante universitario, adicto a los videojuegos, atrapado en su vacío personal. Pero cuando el apocalipsis llega, algo en él cambia. Ya no se trata solo de sobrevivir. Algo lo empuja, lo llama. Como si este mundo roto hubiera estado esperándolo.
Los zombies no son simples cadáveres ambulantes. Evolucionan. Desarrollan rangos, habilidades, estructuras. Algunos incluso piensan. En medio del caos, comienzan a surgir humanos capaces de enfrentarlos de tú a tú, impulsados por fuerzas que no pueden explicar.
Kael deberá enfrentar no solo a los monstruos del exterior, sino a los que lleva dentro. Entre los restos de la civilización, se alzan nuevas reglas, nuevos poderes... y una guerra que apenas comienza.
Esto no es solo el fin del mundo.
Es el inicio de algo mucho más grande.
---
Si alguna vez sentiste que no pertenecías a este mundo... tal vez es porque naciste para sobrevivir en el siguiente.
Aquel día, el amanecer nunca llegó. En su lugar, la noche se tiñó de un rojo espectral, sumiendo al mundo tal y como lo conocíamos en un caos absoluto.
Pero no fue la oscuridad lo que arrastró a la civilización al colapso, sino las criaturas que llegaron con ella: errantes que alguna vez fueron humanos y ahora deambulan como bestias hambrientas por las calles, esferas incandescentes sobrevolando por la ciudad, y algo más, oculto en las sombras, observando en silencio mientras la humanidad se desmorona poco a poco.
Mientras el mundo se hunde en la desesperación, Caleb y Axel avanzan aferrándose el uno al otro en busca de un refugio que tal vez no exista. Pero entre el miedo y la incertidumbre, ambos descubren un sentimiento mutuo, más profundo que el deseo de sobrevivir: Un amor que surge del caos, imposible de ignorar.