Fragmentos De Su Alma

El amor...
Esa palabra que tantos pronuncian sin saber lo que realmente significa.
Una promesa, un refugio... o quizás solo un espejismo al que nos aferramos para no sucumbir a la soledad.
A veces me pregunto si realmente existe... o si solo es una mentira que nos contamos para sobrevivir al vacío.

Porque el amor... no tiene cuerpo, no tiene voz,
no se puede medir con abrazos que se desvanecen ni con silencios que pesan más que las palabras.
Es etéreo. Es frágil.
Tan fácilmente quebrantado por el tiempo, por el miedo, por heridas que nadie ve...
y que nadie se atreve a tocar.

Y sin embargo... aquí estás tú.

Aún me miras con esos ojos...
los mismos que me vieron caer, romperme y volverme alguien que ni yo reconozco.
Después de casi seis años... ¿sigues aquí?
¿Todavía me eliges, con mis cicatrices, con mi dolor, con todo lo que ya no soy?
¿Por qué?
¿Qué encuentras en mí que incluso yo ya no logro mirar?

Tu constancia me asusta.
Porque mientras yo dudo de todo lo que fuimos...
tú permaneces.
Mientras yo destruyo lo poco que queda, tú reconstruyes con tus silencios pacientes.
Y tal vez, solo tal vez...
ahí, en tu manera de quedarte,
en esa forma tuya de amar sin promesas ni explicaciones,
existe la única verdad que me queda:

Que el amor no necesita entenderse.
Solo necesita sentirse.

-Taehyung... aún te amo. Vuelve a mí.
-exclamó Edward, con el alma desnuda-
-Yo, Jeon Edward, tomo tu tristeza, tus anhelos y tu sonrisa...
para convertirlos en ternura,
en promesas limpias,
en hogar.
Porque el amor más puro...
es el que nace cuando uno se reconoce roto...
pero elige amar de todas formas.