Ni tú eras mi mundo, ni yo tu lugar

Freen siempre había tenido todo. Autos, vestidos de diseñador, cenas en terrazas con vista a la ciudad y una vida perfectamente coreografiada por sus padres. Y sin embargo, ahí estaba, sentada frente a Victor -el "chico perfecto"- en un restaurante que olía a trufas caras y aburrimiento. Él hablaba de inversiones; ella soñaba con un incendio.

No sabía qué buscaba exactamente, pero lo encontró en los ojos de una chica que repartía panfletos en la calle, justo afuera del restaurante. Camisa blanca arrugada, jeans viejos, una sonrisa ladeada. Su cabello oscuro estaba atado con descuido, pero sus movimientos eran decididos. Se cruzaron miradas apenas un segundo, pero Freen sintió algo que no había sentido con Victor en tres años: electricidad.

Becky no sabía quién era esa chica de rostro fino y expresión ausente detrás del vidrio, pero sus ojos tenían ese brillo que tienen las cosas frágiles justo antes de romperse. No lo sabía aún, pero estaba a punto de convertirse en el temblor que haría añicos el mundo de cristal de Freen.

(Becky gip)