Una de las primeras cosas que aprendes en la vida es que encontrar tu camino no es fácil, Bianca Torres lo entendía desde muy temprana edad. Navegar por un mar de tristeza, desesperanza y constante ansiedad no es tarea fácil, pero cuando a eso le incluyes el factor más importante de todos los tiempos, el amor, todo comienza a dar el doble de vueltas, en especial cuando no sabes qué quieres y hacia dónde vas.
Para Borja Ramírez, el mundo era mucho más sencillo: la vida es un asco, las personas no valen la pena y el amor no es para él, no lo necesita. Sin embargo, aunque tenga total claridad de en qué consiste la vida, sigue sin saber cuál es su camino, sigue ahogándose en un vaso de agua y sigue pensando que el resto de la humanidad está ahí para hacerlo miserable.
Pareciera irreal que sus caminos estuvieran destinados a encontrarse, pero navegarlo entre los dos sin ninguno entender nada implica descubrir qué pretende el universo con ellos, y qué tal vez tienen mucho que aprender de la vida, juntos.
Todos los derechos reservados
¿Sabes? He estado observando esta mañana desde mi ventana. Algunos caminan cabizbajos, otros corren apurados de un lugar a otro como si se les fuese a ir la vida. Los hay que van a un bar en busca de una cerveza a falta de sonrisas. ¿Pero...? Todos tienen algo en común: no trabajan por cumplir sus sueños. ¿Tú también los ves? Seguro que sí porque todo lo que estoy contando ocurre muy cerca de ti, para ser exactos, en la misma ciudad en que tú vives.
Y a todo esto, también en esta ciudad, una historia de amor hará remover los sentimientos de Guillermo, un estudiante a quien, a pesar de no creer en el amor, el destino va a intentar llevarle la contraria varias veces, quizás más de lo habitual. Y es que cuando la vida nos presenta pruebas no podemos escapar de ellas, a veces sencillas pero en otras circunstancias nos vemos obligados a tomar decisiones a pesar de hacer daño a terceras personas.