
Ella tiene 23 años, vive con su mamá y trabaja para mantener el departamento heredado. Él tiene 39 años, vive enfrente, en un piso de lujo, con su mujer y su hija. Ella no debería mirarlo. Él no debería desearla. Pero entre silencios, miradas y excusas... hay cosas que ya no se pueden disimular.All Rights Reserved