
Sora no era una persona agradable. O eso decía Fenna, su madrastra. Sora pensaba que si era agradable. Sólo que no quería ser agradable con Fenna. Esa mujer no había hecho más que revolver su vida de pies a cabeza. Y ahí estaba, en Ámsterdam; detrás de ella.All Rights Reserved