¿Y si el secuestro de Hades no fue como lo cuenta la gente?
Dicen que fui raptada.
Que lloré. Que grité.
Que él me arrancó del campo como quién trata a una flor marchita.
Mi madre estaba devastada. Yo no sabía que mi ausencia estaba causando un frío helador. Literalmente. No sabía lo que era el invierno hasta ese día. Ella le pidió ayuda a los dioses.
Pero mi madre nunca supo que una parte de mí quería marchitarse.
Ellos no saben que no soy la diosa que perdieron. No soy la hija indefensa a la que secuestraron y dañaron hasta quebrar.
En el inframundo aprendí lo que era tener un propósito, lo que significaba marcar la vida de los demás, lo que se sentía al pasar por la vida sin andar de puntillas.
Hades me enseñó lo que es estar viva.
Soy Perséfone, y ellos no saben que soy la reina que eligió quedarse.