Después de que Thalmyra ganará la Guerra contra Caelis, el Nuevo Mundo de Shoko, su nuevo mandato, NO existe Caelis, después de haber eliminado a las familias reales y a sus FIELES seguidores, quedaron PRINCIPALMENTE aquellos que le JURARON Lealtad a Shoko, la Reina del Nuevo Mundo, como? Simple, para los de Caelis y Thalmyra... NO hay NADA mas leal... que ser marcados, teniendo como marca un Dragón en las muñecas, TODOS, niños, bebés, mujeres, hombres, enfermos, ancianos, TODOS debían tener la marca, dejando que claro que NO seguirán a Otros.... sin embargo, tal vez una de la Familia real si sobrevivió, Jacky, quien esta ahora en muchas diferencias por el hecho de... amar a Shoko, pero tenerle rencor por haber matado a su familia, deberá embarcar un camino hacía sus verdaderas raíces, pero... que tan ciertas son?
En los días en que el sol aún brillaba sobre la fortaleza roja, antes de que la danza de dragones tiñera los cielos de ceniza, nació una niña que sería tan hermosa como el alba y tan feroz como un dragón. Fue la primogénita de la princesa Rhaenyra Targaryen y Ser Harwin Strong, concebida en secreto bajo el resguardo de una noche sin luna, cuando el deseo venció a la prudencia.
Su nombre fue Aelarys Targaryen, aunque algunos decían que ni los siete dioses juntos podrían haberle dado un nombre digno de su hermosura. Tenía el cabello oscuro como la tierra húmeda, heredado de su padre, y ojos de un violeta profundo que parecían conocer todos los secretos del mundo heredados de su madre. Su piel era de porcelana y su voz, dulce como el canto de los pájaros en primavera. Pero en su interior ardía el fuego de su linaje valyrio y la fuerza indomable de los Strong.
Desde niña se entrenó con espadas y dragones, y no tardó en demostrar que su temple era más afilado que el acero de los Hightower y su espíritu más libre que las nieves de Invernalia. Drakario, su dragón, nació del mismo huevo que durmió junto a su cuna, un ser escarlata con ojos de oro, tan temible como bello.
Dos hombres luchaban por su corazón: Cregan Stark, señor del Norte, de mirada estoica y noble como los antiguos reyes del invierno; y Jacaerys Velaryon, su medio hermano, valiente como su padre y leal como un juramento de sangre.
Pero entre las sombras acechaba uno que no deseaba su amor, sino poseerla como se posee un tesoro: Aemond Targaryen, el príncipe de un solo ojo, quien desde la primera vez que la vio se volvió prisionero de su hermosura. Aelarys no era para ser admirada ni reclamada. Era un fuego que no podía ser domado.