¿Cómo mierda se supone que tengo que bancarme las ganas de besarlo cada vez que me mira? Soy la única que deja que toque su hermoso pelo, tengo control absoluto sobre sus rulos, sobre su tintura, su baño de crema, sus rutinas, todo. Lo ví pelear con otra estilista porque odiaba que cambien de lugar sus ondas.
Pero conmigo es diferente, puedo plancharselo y él no se va a oponer, me deja hacer y deshacer. Si solo tuviera el mismo control sobre su corazón, si tan solo tuviera la seguridad de que puede amar como yo.
No estoy enamorada, para nada. Estoy obsesionada con Guido, y no Guido de Airbag, porque conozco poco y nada su música. Con el pasar de los días y los shows me voy aprendiendo las canciones de a poco. Estoy obsesionada con Guido Armido Sardelli, hijo de Alicia, hermano de Pato y Gastón, el más chiquito, el más desastroso. De ese Guido puedo hablar horas, puedo dedicarle mil pajas y el cuerpo me va a seguir pidiendo más, nunca tengo suficiente de él. Nunca.
Me encargo de hasta ponerle su perfume, soy feliz. Nunca creí que iba a ser feliz junto a una banda de rock, menos de una que no tenía conocimiento absoluto. Pero lo soy, soy muy feliz en mi trabajo. Y no voy a permitir que nada ni nadie me saque la oportunidad de seguir recorriendo mi felicidad.
Menos voy a permitir que Guido se meta en mi cama, tengo que ser fuerte y aguantarme todas las ganas que tenga, cerrar con llave mi corazón y tirar al río cada pensamiento fuera de lugar. Tengo que aguantar.
Y el suspiro involuntario se escapó de mi boca cuando acomode un collar en ese cuello grueso y fuerte, rosando mis dedos en su piel suave y caliente.
Que tarea difícil me puse a mi misma. La puta madre.
Renata Campos, una periodista excepcional y bastante reconocida de la Argentina, regresa a la ciudad de Santa María de Punilla luego de que la convocaran para cubrir, por sexto año, uno de los festivales más importantes que existían en el país.
El Cosquín Rock, aquel lugar que tanto le dió y que la emocionaba profundamente, ahora solo le traía recuerdos de aquellos sentimientos que creía tener superados. En donde enfrentarse a este festival no solo la ponía a prueba en cuanto a lo profesional, sino que también en lo personal.
El Cosquín significaba reencontrarse con personas que no quería ver, o por lo menos no ahora que su vida había encontrado el rumbo que hace unos años atrás daba por perdido.
Aquel amor que nunca fue y nunca sería, volvía para desestabilizar cada aspecto de su vida. Y es que Guido Sardelli no era un hombre cualquiera para Renata. A pesar de que la historia que compartían era bastante esporádica; la pasión y la química entre ambos era notoria, difícil de ignorar.
A sus treinta y tres años creía tener su vida completamente resuelta; tenía un trabajo que la apasionaba, un departamento que pudo comprar gracias a todos los años de esfuerzo y dedicación, pero sobre todo había algo que valía muchísimo más para ella: un amor correspondido con el cual venía soñando desde que era tan solo una adolescente ingenua.
Pero una serie de encuentros con Guido, el responsable de matar aquellas ilusiones, fueron suficientes para que se empezara a replantear si realmente era feliz con la vida que llevaba.
Entre entrevistas y shows, Renata deberá enfrentarse a una disyuntiva entre el pasado y el presente. ¿Podrá escapar de la rutina y reinventarse o su moral la condenaría a una vida totalmente monótona y vacía?