Desde su nacimiento, Izzy ha sido adorada como la Santa del Reino, la elegida de una profecía ancestral que augura el renacer de una era de justicia. Vive rodeada de mármol, vitrales y oraciones, prisionera de un papel que nunca eligió y de una corona que nunca pidió.
Los Santos, los verdaderos gobernantes del reino- decidieron ignorar esto. Construyeron una mentira perfecta para sostener su poder, y colocaron a Lucy en el centro de su teatro. Mientras los nobles explotan a los campesinos y exterminan a los seres mágicos, ella se convierte en el rostro de un régimen cruel que la utiliza y la traiciona. El pueblo la odia. La corte la teme. Y nadie parece ver a la niña detrás del símbolo.
Durante años, Izzy ha aceptado su encierro, confundida, rota, creyendo que su vida no le pertenece. Pero hay grietas que ni el mármol puede ocultar. Hay silencios que duelen más que las cadenas. Y hay verdades que arden tan profundo que, una vez descubiertas, lo cambian todo.
Cuando la jaula ya no puede contenerla, Izzy escapa. El mundo exterior no es un paraíso: es un campo de ruinas, rebeliones ahogadas y magia perseguida. En su huida, se encuentra con un grupo de bandidos que viven al margen del poder y por primera vez, empieza a ver la diferencia entre obedecer... y vivir .... solo hay un problema ... ellos la odian, odian a la santa, por lo que esta obligada a ocultar su verdadera identidad y convivir con una verdad tan peligrosa que podría romperlo todo, Incluido su corazón.
Han sido criados en bandos opuestos.
Cubiertos de mentiras. Atados al destino del otro.
¿Puede el amor florecer donde solo debería haber ruina?
¿O algunas profecías están destinadas a cumplirse con sangre?
"La encerraron para proteger al mundo de ella. Nunca pensaron que el mundo necesitaría ser salvado de ellos, nunca fue una chispa lo que la encendió ,fue todo lo que intentaron apagar."
Eidan no cree en héroes. Mucho menos en dioses.
En un mundo donde los esclavos sangran en arenas para entretenimiento de nobles podridos, donde los templos veneran mentiras, y donde los ángeles obedecen a un dios tan falso como su luz... él solo tiene una regla: no volver a arrodillarse.
Asesino de élite, descendiente de una nobleza que prefirió morir antes que servir, Eidan no busca redención ni gloria. Solo quiere destruir las cadenas -todas-, aunque para eso tenga que cruzar cuchillas con líderes corruptos, criaturas de fuego, o los mismísimos hijos del cielo.
Pero entonces aparece ella.
La última princesa d'Avelmoor que emerge de la esclavitud para devolverle su humanidad, entrelazando sus destinos en una guerra épica por el control del mundo.
Porque cuando los tronos caen y las máscaras arden... solo quedan los dioses de ceniza.