Del revés [Amane × Tsukasa]

Porque hay días -más de los que debería admitir-
en los que no sé si el que volvió era realmente mi hermano.
O una copia.
Una burla.
Un hermano falso que imita perfectamente su risa,
pero no tiene alma.

Hay noches en las que me despierto ahogado, con la imagen de él mirándome desde el pasillo.
Quieto.
Demasiado quieto.

Y pienso...

Si lo matara.
Si lo liberara.
¿Volvería el verdadero Tsukasa?
¿Ese que me daba todo?
¿Ese que me amaba incluso cuando yo no sabía qué hacer con ese amor?

Pero luego me veo las manos.
Y no puedo.
Porque aún si fuera un impostor,
yo no sabría vivir con la sangre de ese rostro sobre mis dedos.

Mamá ya no lo mira igual.
No lo dice.
Pero cada vez que él entra a la cocina, ella se pone tensa.
Como si algo en su olor o en su voz le diera náuseas.
A veces pregunta:
"Tsukasa, ¿puedes ir a jugar afuera un rato?"
Sin mirarlo.
Sin sonreír.

Y yo entiendo.
Porque ella dice en voz baja lo que yo no me permito pensar en voz alta.

Que eso no es Tsukasa.
Que el verdadero se quedó atrapado en algún lugar.
Y este, este que me llama como si yo fuera suyo, este que me abraza como si no hubiera espacio entre su cuerpo y el mío, no es más que un eco.

Un eco que no sabe que está muerto.
Y que me arrastra con él cada vez que me dice:

"Amane"