Rubius no recuerda la última vez que fue libre.
Desde que Auron lo compró como un capricho en aquella subasta ilegal, su vida dejó de ser suya. Ahora solo respira, come y duerme bajo órdenes, encerrado en una jaula lujosa que llaman "hogar".
Auron, el intocable, el monstruo vestido de traje, jamás le ha demostrado afecto. Solo poder. Solo control.
__ No estás aquí para ser feliz, Rubius __le dijo una vez, encendiendo un cigarro mientras lo miraba con indiferencia__ Estás aquí porque me perteneces.
Y sin embargo, hay una mirada que lo sigue con otra intención.
Vegetta. Mano derecha de Auron. Su sombra letal. El hombre que puede matar a cien... y aún así, baja la voz cuando le habla a él.
__ ¿Te duele? __le susurra mientras le limpia una herida en el labio__ Mírame, Doblas... ¿te duele?
__ Estoy acostumbrado __murmura él, pero sus ojos tiemblan al contacto.
Lo que comenzó como vigilancia, se volvió compañía. Lo que parecía compasión... está quemando en silencio.
A escondidas. En susurros. En miradas largas. Rubius y Vegetta se enamoran en el único lugar donde hacerlo es una sentencia de muerte.
__ Si Auron se entera...
__ Lo sé __responde Vegetta, apoyando su frente contra la de él__ Pero prefiero morir por tocarte... que vivir sin haberte amado.
[Crédito de imágenes correspondientes]
[Una disculpa los errores ortográficos]