Esta novela quizás no hubiera existido jamás de no ser por mis compañeros de clase de 6º y de 1º de la ESO, suena irónico, pues jamás tuve amigos entre ellos, descontando a un par de chicas que más adelante me servirían de apoyo emocional, pero su propio desagrado hacia mí y los líos en los que me metí por responder de una manera reprochable e infantil (tenía 13 años), hicieron que me planteara una forma de desahogarme que no implicara a nadie real más que a mí. Y ahí surgió Jack. Tanto Jack como la familia Ryan (en un principio Jackson) surgieron de pronto, encontrándome yo en clase. Eran personajes mal perfilados con avatares muy arquetípicos; estaba el Malvado (Jack) la Madre, la figura Paterna idealizada y la Hija Perfecta. Eran bosquejos que me sirvieron para descargar mi frustración, simplemente, matando a la familia usando a Jack como asesino, ¿preocupante? Si, pues da indicios de locura propia y no residente en mis personajes ¡que macabro!, pensé más tarde, que una niña de trece años se desahogué, matando a otra personas, aunque sea en papel. Pero bien, abandoné la hoja en cuanto me sentí mejor y La Hoja acabo en un cajón, semanas más tarde reencontré la hoja y aunque mi parte consciente no le prestó demasiada atención, mi inconsciente la clasifico e hizo que Jack me asomara en la mente cada vez que me proponía pensar.
Jack había vuelto; y me acechaba.
Me necesitaba para estar vivo, y yo también lo necesitaba, pues, por odioso que fuera, siempre le coges cariño a los que siguen contigo.
-Por favor... déjame ir-suplico sollozando.
- No, Daniela, a partir de hoy tú me perteneces, tu vida me pertenece y cada parte de tu cuerpo me pertenece- soltó, y mi corazón se detuvo al escuchar sus palabras.
******
Mi nombre es Daniela, y me convertí en la obsesión de Marcos West un chico cruel y despiadado.