Tú en auroras, yo en eclipses
25 parts Ongoing En los pasillos de la preparatoria San Vital, donde las voces rebotaban entre lockers y risas, él caminaba como si no tocara el suelo. Se llamaba Irán.
Era de esos chicos que parecen tener un secreto escondido bajo la lengua, y lo sabías apenas lo veías pasar.
Inteligente, con esa mirada que lee personas en vez de libros, y rodeado de un pequeño grupo de amigos con nombres tan únicos como sus personalidades: Dante, el sarcástico; Elías, el artista silencioso; Nico, el bromista fiel; y Thiago, el que vivía con un audífono en un oído y un sueño en el otro.
Y luego estaba ella.
Lyna.
Con su sonrisa de sol rebelde y su corazón de nube.
Era alegre, parlanchina con sus amigas -Clau, Alexa, Majo y Dani-, pero por dentro vivía un mundo de pensamientos que nadie alcanzaba del todo.
Era esa chica que podía estar en medio de una fiesta bailando con una risa brillante, y a la vez, perderse en la ventana del salón como si buscara respuestas en el cielo.
Las matemáticas no la querían, la física la confundía... pero sus sentimientos eran una tormenta viva.
A veces no creía en sí misma. A veces creía en todo.
Se conocieron un lunes.
El típico lunes sin filtro, de esos que huelen a sueño atrasado.
Ella llegó tarde, corriendo al salón, despeinada, con su cuaderno a medio llenar.
Él ya estaba ahí, sentado en la última fila, con los audífonos puestos (aunque apagados), como si el mundo no lo mereciera aún.
Ella lo notó. Él también.
Pero ninguno dijo nada.
Hasta que el destino -o una maestra desesperada por la disciplina- los obligó a hacer equipo para un proyecto.
Y fue ahí, entre libros prestados, miradas que evitaban y silencios incómodos, donde algo comenzó a nacer.
Una chispa.
Una duda.
Una historia.