Káiser (Lancinante II)

Su verdadera naturaleza es salvaje.
Medio bestias, medio hombres.
Se esconden tras refinadísimos modales que manejan con habilidad, y tapados de piel que brillan con hilos de oro, con los que pueden engañarte fácilmente si no prestas atención.

Sus tradiciones... No son normales.
Evocan lo primitivo y lo antiguo de sus clanes: pueblos germánicos que aprendieron a sobrevivir y ganar a base de fuerza y poder. No solo corporal, también espiritual. Ellos conocen secretos para doblegar las leyes de la física y torcer los límites de la realidad, si así lo desean.
Esa es la razón por la que hoy son irrevocables.

Primera regla: Cada siete familias, el segundo hijo, para demostrar su valía,
será entregado al mundo apenas nacer. A la ferocidad. Al desamparo. No conocerá el amor, y la muerte le susurrará al oído todos los días. Solo si resiste a eso, si sobrevive hasta los veinte años, le serán devueltos sus honores.
Y será un Káiser.

La mayoría no lo logra. Muchos perecen, desde hace siglos. Sus propios clanes los sabotean para que no puedan resistir el sufrimiento. La agonía de la soledad. El dolor.

Pero él... Sobrevivió. Superó la prueba.
La que demostraría que es suficiente para ocupar el poderoso lugar de mando en la dinastía, al que fue destinado desde que nació. Y ahora, es uno de ellos.

Lo tiene todo...
Menos a mí.

Y para su linaje, yo soy un error.
No debí haberlo ayudado cuando era solo una criatura herida.
Y él no debía aceptarme, como hacía con todos los que intentaban acercarse.
Pero lo hizo.
Yo fui su fuerza.
Me hizo su mujer.
Y ahora me quiere de vuelta.

Pero él ya no es como antes.
Su frialdad me asusta.
Hay algo que no está bien.
Darian no volvió igual.
Darian... Es un Káiser.