Tiago Cravero, mediocampista de 22 años, vive entregado al fútbol. Juega en el primer equipo de San Miguel y lucha cada semana por hacerse un nombre en un mundo exigente, donde no hay espacio para errores ni distracciones.
Ella, jugadora de la categoría femenina más baja del mismo club, entrena en canchas olvidadas, sin público, sin prensa, y muchas veces, sin esperanza. Pero no le falta amor por la camiseta ni fuego en los botines.
Sus caminos no deberían cruzarse. Él es parte del plantel profesional. Ella apenas consigue una pechera limpia. Pero el destino, caprichoso como una pelota mal pateada, los pone frente a frente.
Entre miradas desde lejos, charlas en los pasillos del vestuario y una conexión que crece entre entrenamientos y goles soñados, Tiago descubre que hay batallas mucho más profundas que un clásico en la cancha.
Y ella, que había aprendido a jugar sola, tal vez descubra que el amor también se puede pelear... si hay alguien dispuesto a jugar con vos, aunque todo el mundo diga que no vale la pena.
Alicia Castillo nunca pensó que acabaría en un campo de fútbol. Obligada a inscribirse en el equipo universitario para ganar créditos, se dará cuenta de que no es lo suyo, hasta que choca con Ego una de las estrellas del equipo masculino.
Deberá pedirle ayuda aunque vaya en contra de sus deseos.
Lo que comienza con una colaboración forzada se acabará convirtiendo en algo mucho más complicado, acabando envueltos en un misterio que no se resolvió.