Gulf de Aragonia siempre ha estado enamorado de Mew. A pesar de que el alfa es muy popular entre los omegas, Gulf no tiene ojos para nadie más que para su mejor amigo. Mew, por su parte, se siente incómodo ante las muestras descaradas de afecto que recibe, sin comprender por qué su corazón se acelera cada vez que lo tiene cerca, como si deseara apartarlo... y al mismo tiempo mantenerlo siempre a su lado.
Todos a su alrededor lo saben: tarde o temprano sucederá lo mismo que con sus padres. Ambos encontrarán a sus destinados, y esa atracción juvenil desaparecerá, como dicta la ley de los lazos predestinados. Es inevitable. Pero ¿qué ocurre cuando Gulf no está dispuesto a renunciar a sus sentimientos por un amor que no nació de la profecía, sino de su propia elección?
Así comienza su lucha contra un destino escrito, incluso si para ello debe desafiar a los dioses y apartar a los omegas que amenazan con interponerse en su camino. Porque su mayor anhelo no es un vínculo predestinado, sino aquel amor prohibido que arde en su pecho: su amor no destinado.
Una historia de amistad, obsesión, corazones rotos y destino.