𝐄𝐥 𝐣𝐚𝐫𝐝í𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐚𝐜𝐢ó 𝐝𝐞 𝐦𝐢𝐬 𝐡𝐞𝐫𝐢𝐝𝐚𝐬

A veces, el corazón se rompe tan temprano que el sonido se pierde en el ruido del mundo.
A veces, las niñas que más necesitan ser abrazadas aprenden a abrazarse solas.
Y a veces, esas mismas niñas... crecen.
Crean.
Se salvan.

Esta historia no tiene príncipes, ni hadas, ni finales de cuento.
Tiene una protagonista con costras en el alma, con cicatrices que no se ven, con miedos que caminan al lado como si fueran sombra.
Tiene capítulos oscuros.
Tiene silencios que gritan.
Pero también tiene luz.
Tiene resistencia.
Y tiene amor. Aunque muchas veces haya tardado en llegar.

No es una historia para dar lástima.
Es una historia para entender.
Para abrazar a esa versión tuya que también se sintió sola alguna vez.
Es una historia sobre lo que duele.
Y sobre lo que sana.

Y aunque esté escrita en tercera persona, no lo olvides nunca:
cada palabra que vas a leer...
nació de un corazón que sigue latiendo.

Desde su niñez marcada por el abandono, el dolor físico y emocional, hasta la adultez, donde empieza a construirse desde el amor propio y la vocación, esta es la historia de una chica que no eligió lo que le tocó... pero sí eligió qué hacer con eso.

Escrito con la sensibilidad de "La lección de August", este relato recorre momentos crudos, reales, íntimos.
Una historia sobre sobrevivir, sanar y convertirse en quien una necesitaba cuando era chica.

No es ficción.
Es vida.

Y merece ser contada.