En Áuradon, los dioses del Olimpo son figuras del pasado, reverenciadas pero distantes, las uniones entre deidades y mortales están prohibidas, consideradas peligrosas y escandalosas. Por eso, cuando Poseidón rompió las reglas y engendró a un hijo con una mujer común, el niño fue ocultado, ignorado por su linaje divino y señalado por la corte mágica como una "abominación".
Ese niño creció en silencio, en las sombras de los hijos de héroes y villanos.
Ese niño es Perseo Olimpia o como prefiere ser llamado, Percy.
No el Percy Jackson que salvaría al Olimpo, sino uno que apenas ha sentido el agua responderle.
Todo cambia cuando un hechizo lanzado por un artefacto antiguo encierra a Dioses, Villanos, Heroes, Principes, Princesas, Reyes y Reinas-incluido Percy- dentro del gran salón del castillo. Frente a ellos se manifiesta una visión: la historia del otro Percy Jackson, hijo amado de Poseidón, criado por una madre valiente, protegido por dioses y entrenado como un semidiós.
Un héroe.
Todo iba bien... hasta que Hawkins volvió a romperse. Desapariciones extrañas. Criaturas en las sombras. Puertas que se abren solas. Y, por alguna razón, él siempre está ahí.
Lo que empezó con miradas de desprecio y sarcasmo mal disimulado, se convierte poco a poco en algo más complicado: silencios incómodos, rescates inesperados, y sentimientos que no tienen sentido, pero que tampoco se van.
En un pueblo donde los monstruos se esconden en las paredes y la pérdida es parte del paisaje, tal vez lo más peligroso no es lo que espera en la oscuridad...
Tal vez es enamorarse de quien menos esperabas.