"Cuando los dioses mezclen sangre de hombre y ninfa, nacerá una llama que ni el Olimpo podrá apagar. Su voz será tormenta, y su destino, una herida en el tejido del mundo."
Aurelia no nació. Fue invocada.
En un acto desesperado por retener al hombre que amaba, la ninfa Calipso imploró a los dioses una forma de atarlo a ella para siempre. Ares y Afrodita respondieron, creando un alma nueva con la sangre de Odiseo -en gran parte robada- y apenas unas gotas de la suya. Así fue forjada Aurelia: hija de la astucia y el exilio, marcada por un origen que ni siquiera sus propios padres pudieron aceptar.
Criada en secreto por Hermes, lejos de las pasiones de los inmortales, Aurelia creció como una sombra entre mitos, alimentada por una única esperanza: encontrar a su padre. Pero el mar -siempre cruel, siempre sabio- la arrastra hasta la tribu salvaje himuchac, donde un joven de espíritu libre, Sinbad, la encuentra naufragada días antes de abandonar el lugar.
Ese encuentro lo cambia todo.
Entre aventuras, descubrimientos y heridas compartidas, Aurelia y Sinbad forjan una conexión lenta pero profunda. Lo que al principio fue búsqueda de respuestas se convierte en construcción de identidad. Lo que era destino impuesto se transforma, día a día, en elección.
Porque Aurelia no es solo el resultado de un ritual divino.
Es una fuerza que los dioses no calcularon.
Una voluntad nacida para quebrar cadenas, incluso las suyas.