Arcavida no era una ciudad brillante ni gris. Era un lugar que respiraba con quienes sabían escucharla.
Allí, entre bancas cubiertas de musgo y raíces que quebraban la simetría con dulzura, Elian afinaba su guitarra sin tocar una sola cuerda. Tenía diecisiete años y un mundo interior lleno de silencios. No buscaba nada... hasta que apareció Nara.
Lo que comenzó como una coincidencia entre dos extraños se convirtió en una conexión inesperada: conversaciones que decían lo mismo al mismo tiempo, silencios compartidos que no pesaban y miradas que hablaban sin pedir permiso. Entre vitrinas de figuras imposibles, confesiones bajo la lluvia y frases que quedaban resonando, empezaron a construir algo. Algo que no sabían cómo nombrar, pero sabían que existía.
Hasta que el hilo se tensó. Palabras no dichas, sentimientos cruzados y una distancia silenciosa fueron dejando espacio al dolor. Pero cuando las certezas se rompen, queda la música. Y Elian la dejó hablar. Cantó su historia para entenderla, no para que alguien la escuchara. Y Arcavida respondió: con viento, con brotes, con luz.
Arcavida es una historia sobre vínculos que no necesitan nombre, sobre momentos que no se repiten pero nunca desaparecen. Sobre ciudades que nos abrazan cuando no sabemos a dónde ir. Sobre raíces, eco... y brotes nuevos.
Porque algunas historias no terminan: solo esperan que alguien las vuelva a tocar.
¿Qué pasaría sin un día cualquiera descubres que las personas que amas ya no sienten lo mismo por ti?
Wei Ying se rompe en mil pedazos mientras ve como el pequeño mundo feliz que pensó que tenía y que tanto le costó contruir se desmorona ante sus ojos.
¿Algún día las personas a su alrededor verán como es en realidad?
¿Podrá dejar atrás la culpa y el dolor para ser felíz de una vez por todas?
<<< Ni los personajes ni las imágenes son mías.
Esta es mi primer historia, amo a esta pareja y jamás pude superarlos, espero también les guste y me den una oportunidad.
Besos desde Argentina >>>>