En un instituto donde todos parecen esconder secretos bajo uniformes y sonrisas forzadas, dos chicas reinan por razones opuestas.
Jennie Kim es la definición de perfección: dulce, tierna, positiva, tan amable que hasta las flores se inclinan a su paso. Criada bajo los principios de una familia devota y estrictamente religiosa, Jennie jamás ha besado a nadie, jamás ha mentido, y cree que decir "rayos" es suficiente para condenarla al infierno. Su mundo está construido sobre pureza, rezos... y represión.
Lalisa Manobal es un desastre encantador: grosera, adicta, promiscua, adictiva. Fuma más de lo que respira, ha probado más pieles de las que recuerda, y es tan problemática que el caos parece seguirla como un perfume. Lleva un cuerpo que no encaja con el molde, un pasado que la rompió, y una actitud que hace que hasta las profesoras duden de su autoridad.
Ambas son populares. Jennie por ser la chica perfecta. Lalisa por ser la chica prohibida.
Y el destino -o tal vez el infierno- las junta cuando Lalisa está a punto de repetir curso por sus pésimas calificaciones. La solución: Jennie será su tutora. Y aunque la inocente cree que todo es por el bien académico... Lalisa solo ve en ella una nueva presa.
Lo que ninguna esperaba es que ese juego de engaños, ternura fingida y caricias robadas desatara algo más profundo. Porque mientras Jennie empieza a enamorarse de una versión falsa de Lalisa, esta última comienza a sentir que tal vez... no todo en ella está roto.
Pero el amor entre dos polos tan opuestos no puede florecer sin quemar.
Y mientras Jennie lucha con su fe, con su culpa y con el deseo de tocar aquello que su religión le prohibió... Lalisa se encuentra con algo que jamás esperó: alguien que la ve con ternura, incluso cuando ella misma se odia.
Un romance tan morboso como puro, tan hiriente como adictivo, tan dulce... como un pecado.
Jennie siempre se consideró una mujer fuerte y estable emocionalmente. A sus 29 años, creía haber encontrado el equilibrio perfecto: un trabajo que amaba, amistades sólidas y una relación sentimental de casi ocho años.
Todo era color de rosa en su vida, hasta que un día llegó una persona que destruiría su matrimonio por completo, separadola de la persona que más amaba.
Lisa, a sus 27 años, había formado una linda relación con Jennie, a tal punto de casarse con ella y queriendo quedarse a su lado para siempre. Lisa pensaba que su matrimonio con Jennie era pura confianza y felicidad. Sin embargo, todo cambió cuando descubrió que la persona a la que más amaba en el mundo le había sido infiel.
Las mismas preguntas sin respuestas siempre se repetían en su cabeza mientras inevitables lágrimas se deslizaban por su rostro: ¿Por qué? ¿Qué hice mal? ¿Por qué lo hizo? ¿Acaso ya no me ama?.
¿Se puede perdonar una infidelidad?
Algunos dicen que si, otros dicen que no. Pero ahora, aquella decisión la tomará Lisa.
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