Después de vivir escondidos durante más de dos años en la "Casa de atrás", el 4 de agosto de 1944, Ana Frank, su familia (los Frank) y los otros ocupantes del escondite (los Van Pels y el dentista Fritz Pfeffer) son descubiertos por la Gestapo tras una denuncia anónima. Todos son arrestados y llevados primero a un centro de detención en Ámsterdam, y luego deportados a campos de concentración nazis.
Ana y su hermana Margot terminan en el campo de concentración de Bergen-Belsen en Alemania, donde ambas mueren de tifus en febrero o marzo de 1945, pocas semanas antes de que el campo fuera liberado por las fuerzas aliadas. La única persona del grupo en sobrevivir al Holocausto fue Otto Frank, el padre de Ana. A su regreso a Ámsterdam, Otto encuentra el diario de su hija gracias a Miep Gies, una de las personas que los ayudó durante el escondite.
💭 Reflexión:
El final de la historia de Ana Frank es profundamente trágico y conmovedor. Su diario, lleno de pensamientos, sueños y reflexiones, nos muestra a una adolescente inteligente, sensible y llena de vida, que a pesar del horror que vivía, mantenía la esperanza en la bondad humana. Saber que murió en un campo de concentración, junto a millones de víctimas del Holocausto, duele aún más cuando uno ha leído su voz en las páginas de su diario.
Este final nos recuerda lo frágil que puede ser la libertad y lo devastador que es el odio cuando se convierte en política. Ana representa a los millones de niños que perdieron la vida sin haber tenido la oportunidad de crecer. Su historia sigue viva para que nunca se repita lo que ella vivió. Leer su diario no solo es conocer el pasado, sino también un llamado a la empatía, la memoria y la defensa de los derechos humanos hoy.