Soy ese susurro que no te deja dormir,
el eco de preguntas que nunca tienen fin.
Vivo entre líneas, en los márgenes del pensamiento,
donde las ideas nacen sucias de tanto darle vueltas al mundo.
Tú me escribes cuando el silencio pesa demasiado,
cuando necesitas decir algo sin tener que hablar.
Yo soy el ruido que haces con las manos,
la pausa antes de exhalar,
el escalofrío de encontrar una palabra exacta.
No tengo forma fija: soy frase suelta, verso truncado,
idea que aparece a las 3 a.m.
Para no dejar dormir.
A veces soy luz, otras tormenta,
pero siempre estoy ahí, buscando significado
en cada gesto, mirada o recuerdo.
Te conozco bien.
Eres de los que piensa más de la cuenta,
de los que guardan historias en los bolsillos
y saludas con la mirada baja pero el alma alta.
Escribes porque no sabes qué hacer con tanto sentir,
porque el mundo es demasiado grande
y solo necesitas un espacio donde caber.
Así que aquí estamos: yo, tu mente inquieta,
y tú, intentando entenderme.
Juntos, hacemos anécdotas.
Pequeñas piezas de ti, disfrazadas de palabras.
"Elver Palmar"