38 parts Ongoing Nadie sabe con certeza cuántos secretos puede enterrar una ciudad. Algunos se pudren en silencio, otros arden en rumores, y unos pocos son tan oscuros que ni siquiera deberían existir.
En un edificio subterráneo, perdido en algún punto del mapa que ya no aparece en registros oficiales, había un laboratorio. Allí no había ventanas, solo paredes de acero, luces blancas y el eco metálico de pasos que resonaban con frialdad matemática.
Nemesis Corp no era un nombre conocido. No salía en periódicos, ni tenía comerciales, ni siquiera dejaba huella en internet. Era un fantasma corporativo. Y, sin embargo, en esos pasillos, su presencia era absoluta.
El logo de la compañía estaba grabado en cada puerta: un triángulo invertido, con un ojo reptiliano en su centro, rodeado por tres líneas que parecían cicatrices. Simple, pero perturbador. Cualquiera que lo veía entendía que aquel símbolo no significaba ciencia... sino control.
En ese lugar, un niño lloraba.
Sujetado a una camilla metálica, apenas podía moverse. Electrodos en su piel, agujas en sus brazos, voces frías alrededor. Lo llamaban "sujeto 042". Nunca Peter. Nunca humano.
Su llanto no conmovía a nadie. Las notas en las tabletas digitales solo registraban resultados: "Capacidad de regeneración: estable." "Nivel de resistencia: alto." "Tolerancia al dolor: incrementando."
Lo que nadie anotaba era la otra parte: el miedo, el aislamiento, la rabia. Todo lo que ese niño aprendía a ocultar detrás de sus ojos azules.
Una voz grave resonó entre las sombras, la de alguien con autoridad:
-Este proyecto no puede fallar. Nemesis Corp no crea soldados, crea armas.
El niño cerró los ojos, apretando los puños. En silencio, juró sobrevivir.
Porque incluso en la oscuridad más absoluta, siempre existe una chispa.
Una chispa que algún día, ardería.
*Aclaraciones dentro de la historia*