❝𝑫𝑬 𝑻𝑹𝑶𝒀𝑨𝑵𝑶𝑺, 𝑫𝑰𝑶𝑺𝑬𝑺 𝒀 𝑪𝑶𝑹𝑨𝒁𝑶𝑵𝑬𝑺 𝑴𝑨𝑳𝑫𝑰𝑻𝑶𝑺❞
Decidme, vosotros, que al Olimpo miráis,
¿acaso creéis que el amor de dioses no trae pesar?
Fue por una manzana que el mundo ardió,
y con un beso robado, Troya cayó.
Afrodita, en su vanidad, a París tentó,
y con la belleza de Helena, el destino selló.
Mas no todos los héroes querían morir,
pues Odiseo, astuto, buscó el porvenir.
Ideó un caballo, de madera y traición,
la artimaña final para la destrucción.
Pero escuchad con atención, mortales sin voz,
pues no sólo varones lucharon por su dios.
Una mujer entre troyanos se alzó,
y de Delfos la senda sagrada siguió.
Creísteis que era simple, mas yerrais,
pues era amazona, nacida entre guerras y lazos leales.
Lo que no sabíais, ni vos ni los suyos,
es que una diosa la velaba en sus rumbos.
Y no por deber, ni pacto sellado,
sino por un amor oculto, salvaje y callado.
Mas cuando la verdad su alma abrazó,
el juramento de pureza su lanza quebró.
Entre condición y desprecio su pecho ardía,
pues amar a una diosa... no era lo que quería.
Y en su rencor, al Olimpo maldijo,
sabiendo que el destino... jamás fue benigno.
¿Quién sois vos, lector, para juzgar su pesar?
Esta es la historia de amar... y de luchar.
De una guerra forjada por celos y honor,
y de un lazo secreto, tejido en dolor.
❝𝒰𝓃𝒶 𝒽𝒾𝓈𝓉𝑜𝓇𝒾𝒶 𝒹𝑒 𝓋𝑒𝓇𝓈𝑜𝓈, 𝒹𝑒 𝒶𝓂𝑜𝓇 𝓎 𝓉𝓇𝒶𝒾𝒸𝒾𝑜𝓃,
𝒹𝑜𝓃𝒹𝑒 𝒾𝓃𝒸𝓁𝓊𝓈𝑜 𝓁𝑜𝓈 𝒹𝒾𝑜𝓈𝑒𝓈 𝒸𝑜𝓃𝑜𝒸𝑒𝓃 𝑒𝓁 𝒹𝑜𝓁𝑜𝓇.❞
Dylan Kravits es el asistente perfecto: organizado, eficiente, sarcástico... y a un paso de perder la cordura gracias a Aily Vila, la novia caprichosa del CEO.
Entre berrinches, "ataques de ansiedad" por mosquitos y órdenes absurdas, Dylan está cansado de ser el adulto responsable que mantiene en pie la empresa mientras Alessandro Stern -su jefe, su amigo, su dolor de cabeza- corre detrás de la princesa de rosa.
Hasta que un día Aily le suelta la frase que cambia todo:
"El puede vivir sin ti."
Perfecto.
Dylan desaparece una semana.
Y Alessandro... colapsa.
Entre cámaras de seguridad, crisis existenciales, un Alessandro irracionalmente desesperado y una novia tóxica oliendo a celos, Dylan vuelve dispuesto a renunciar. Lo que no esperaba era que Alessandro reaccionara como si estuviera perdiendo algo más que a su asistente.
Y así, por un comentario, una broma, y mucho caos...
Dylan termina jugando a ser gay para probar un punto.
Lo que nadie vio venir fue que el CEO se lo tomara demasiado en serio.