Robotnik (Alfa)
Stone (Omega)
La explosión del cañón eclipse iluminó el cielo con un destello cegador, y en ese instante, el mundo de Stone se desmoronó. Observó impotente cómo el doctor Robotnik desaparecía entre el fuego y los escombros, dejando atrás solo un silencio ensordecedor. Sus manos, antes ocupadas sirviendo tazas de café perfectas, se cerraron con fuerza, arañando el suelo hasta sangrar. El dolor lo invadió, pero no era solo el de la pérdida, sino el de una promesa rota.
Días después, entre las ruinas de lo que alguna vez fue su vida, Stone se alzó como un espectro de venganza. Ya no era el omega sumiso y obediente, sino una criatura fría y calculadora, dispuesta a quemar el mundo con tal de recuperar lo que le pertenecía. Usó la tecnología del doctor, sus propias armas, para cazar a aquellos que se atrevieron a arrebatárselo. Cada paso, cada movimiento, estaba meticulosamente planeado.
Pero lo que Stone no sabía era que, en algún lugar lejano, Robotnik seguía con vida, herido y vulnerable, rescatado por una figura inesperada. Mientras tanto, la obsesión de Stone crecía, alimentada por la ausencia de su alfa, transformándolo en algo más peligroso de lo que jamás había imaginado.
Dieciocho años después de haber sido expulsada por amar a quien no debía, Isabela regresa a la hacienda que alguna vez llamó hogar.
No busca venganza... sino respuestas, y tal vez una nueva oportunidad de empezar.
Allí la espera Graciela, la esposa de su hermanastro: una mujer marcada por el miedo, la pérdida y los silencios que Vicente dejó atrás.
Pero entre miradas contenidas, sonrisas robadas y heridas que el tiempo no logró borrar, Isabela se descubre dispuesta a ofrecerle a Graciela algo que ella ya no cree merecer: amor, ternura... y una felicidad que parece imposible.
Porque a veces, el destino te obliga a volver al lugar donde más dolió... solo para mostrarte que también puede ser donde finalmente aprendas a amar.