Bryan es un chico de diecisiete años, silencioso, sensible, con el corazón hecho trizas desde que su abuela -la única persona que realmente lo entendía- murió. Desde entonces, el mundo le parece un lugar apagado, una serie de días grises donde apenas respira.
Justo cuando pensaba que no quedaba nada por lo que quedarse, llegó él.
Orión.
Con su mirada azul, su voz tranquila, y ese aire de misterio que parecía sacado de otra galaxia. No lo salvó, pero lo vio. Y a veces, que alguien te vea, lo cambia todo.
Esta es la historia de lo que pasó cuando dos almas se encontraron en medio del blanco y negro.
"Tengo el nombre de una flor, por más que mi existencia está marchita".
La búsqueda de la belleza en lugares inimaginables, el lado grotesco de la mente humana; escribir, escribir imágenes a través de palabras. Una obra sin justificación válida, mas allá de ser apreciada a través de la noción más modernista y superficial de la poesía. Un proyecto meramente visual, con el único objetivo de ser agradable a la vista.