Encerrado por él.
¿Su captor? Park Sunghoon. Rico, peligroso, cruel... y guapo de forma molesta. Dice que necesita respuestas. Dice que no confía en nadie. Y por alguna razón, cree que Sunoo es importante.
Ahora está encerrado en una mansión, esposado, vigilado, y con la sensación de que no todo es lo que parece.
¿Sunghoon está loco? Tal vez.
¿Lo odia? Puede.
¿Lo desea? ...eso empieza a dar más miedo.
-¿Entonces qué? ¿Un puto capricho? ¿Una mascota más para tu jaula privada?
Sunghoon rió suavemente. Luego, en un movimiento seco, lo agarró de la camiseta y lo giró bruscamente, estampándole la cara contra la pared. Su mejilla chocó contra el muro, y Sunghoon lo empujó desde atrás, inmovilizándolo con el cuerpo. Sus labios quedaron peligrosamente cerca de su nuca, su aliento caliente quemándole la piel.
-Mira, zorra asquerosa...- susurró con la voz ronca, tan cerca que le rozó la piel al hablar -Vuelve a hablarme así y vas a sufrir más de lo que ya te espera.
En un hospital de Miami, donde cada segundo puede significar la vida o la muerte, dos mujeres tan distintas como el fuego y el hielo se enfrentan todos los días.
Camila, una joven paramédica marcada por la tragedia, llega con la esperanza de salvar vidas y honrar la memoria de sus padres. Lauren, la exigente hija del dueño del hospital, ha crecido bajo el peso de la perfección y la presión familiar.
Ambas chocan desde el primer encuentro, incapaces de tolerarse... pero en un mundo donde la pasión y el peligro laten al mismo ritmo, el corazón siempre encuentra su propio código rojo.