En un pueblo donde los relojes se atrasan y las farolas parpadean al unísono, apareció un circo sin aviso. Nadie lo vio llegar, pero todos sintieron su presencia.
Mark no era humano... o quizás lo era demasiado.
Hyuck, con mariposas en los sueños y una herida que no sabía nombrar, fue el único que no lo vió con temor.
Bajo las carpas, entre actos imposibles y memorias que arden, comenzó el verdadero espectáculo. El que ocurre cuando dos almas se reconocen sin entender por qué.