Las rosas son hermosas, delicadas, frágiles a los ojos de cualquiera. Muchos dicen que las blancas simbolizan pureza, inocencia... pero nadie mira bajo los pétalos. Nadie se detiene a ver las espinas, escondidas, esperando. Si las tomas mal, te hieren; si arrancas sus pétalos uno a uno, al final tendrás que sostenerlas por las espinas y mancharte de su dolor.
Así también son las desapariciones: hermosas historias familiares rotas, fotos sonrientes pegadas en postes, rezos que nadie escucha. Detrás de cada caso sin resolver hay almas que se marchitan en silencio, vidas que se hunden entre papeles olvidados y puertas que nadie vuelve a abrir. Algunos prefieren no mirar. Otros hacen preguntas. Y unos pocos, como Touya, se clavan las espinas para desenterrar la verdad.
Este es su camino de rosas. Y cada espina es una promesa de que la oscuridad siempre deja marcas.